Como raro, mientras en Europa se alzan voces advirtiendo los peligros de una fuerte corriente ultraderechista que podría estarce gestando en el continente, en Estados Unidos coquetean con la idea de no pagar las deudas y posiblemente producir otra crisis económica, en medio oriente las revoluciones parecen haberse estancado en terribles guerras y aquí mismo estamos ad portas de quedar en ridículo con la comunidad internacional con nuestro súper mundial sub 20; el gran motivo de debate actual no es otro que el matrimonio homosexual (lo que me parece menos importante que el fiasco en el mundial); se alzan voces a favor “de la familia”, los jerarcas religiosos olvidan viejas rencillas y (como siempre) sueñan con recuperar algo del viejo esquema: iglesia=estado; y “diversos sectores” de la sociedad colombiana “moral y decente” deciden que así no debe ser la cosa. Nosotros pensamos que debe aprobarse.
Tal vez ellos también.
Es gracioso como los conservadores (el partido) salen a decir que sería una locura que la corte constitucional (o algún otro estamento) aprobara el cambio de la definición dentro de la ley del concepto de familia (de la unión de hombre con mujer a algo un poco más “rosa”), afirmando que esto atentaría contra la “voluntad del pueblo colombiano” y la “moral y las buenas costumbres” y, acto seguido, corren a afirmar a los medios que Arias es inocente y todo lo que pasó con Agro Ingreso Seguro fue a sus espaldas (ignorando, por supuesto, que en este país se le perdonan elefantes a los presidentes, no a los ministros). Pero más allá de lo risible de la actitud de aquella colectividad, la mitad de lo que dicen, la parte de “la voluntad” del pueblo, puede no ser tan falso como a algunos nos gustaría creer.
Si le echamos un ojo a la gente que compone esa parte de “la voluntad” podríamos dividirlos en tres tipos de personas: los abuelitos chochos, a quienes les enseñaron que las mezclas hombre con hombre, mujer con mujer, no son buena cosa; los religiosos, a quienes una persona, (que muchas veces les pedirá humildad antes de irse en su cuatro por cuatro), les desdibuja la línea que diferencia los conceptos de “leyes religiosas” y “leyes que de verdad todos deben respetar”; y los simplemente intolerantes, a quienes solo les parece “asqueroso”, “cosa de maricas” y tantos peyorativos más. Lamentablemente estos grupos de gente, juntos, sí son una terrible mayoría; sobre todo tomando en cuenta que, además de los homosexuales, la mayoría de gente a la que no le molesta la idea de los matrimonios gays, no participan en la situación apoyándolos activamente.
Sin embargo, al igual que con la “moral”, el asunto de “la voluntad” no debe ser un factor definitivo en la situación matrimonial; no es raro que se tenga la noción, gracias a tanta politiquería, que todos los temas dentro de una nación democrática deben ser decididos por “mayorías”, nada más falso; claro que la participación del pueblo es un componente esencial dentro de tal esquema de gobierno, pero no por el hecho que muchos quieran, es necesariamente correcta la decisión; imagínense que pasaría se alguien hiciera un referendo preguntando: "¿debería el estado subsidiar los licores para que sean gratuitos?" es probable que el “sí” ganara, lo que quebraría al país.
En el caso del matrimonio gay, el estado no debe acatarse a lo que muchos quieren, sino cumplir su otra función, asegurase que las minorías, por más pequeñas que sean, tengan voz y voto (porque se supone que un verdadero estado democrático no es una dictadura de las mayorías, sino un gobierno de todos); en ese sentido todo se reduce a una simple pregunta: ¿si no se aprueba el matrimonio gay, los homosexuales van a dejar de vivir juntos? Por supuesto que no. Todo se reduce a un asunto de puro pragmatismo, de nada sirve prohibir o no aprobar esas uniones, pues los homosexuales no dejarán de serlo; es más democrático y justo respetar su voz, voto y derechos, dándoles herramientas legales para formalizarse, lo que en ultimas no solo los respetaría como seres humanos, sino que también mejoraría su futuro.
Así, solo siendo consecuentes con la realidad de nuestra sociedad, más allá de lo que se piense o lo que se rece, el matrimonio gay debería ser aprobado.
¡Ah, sí! una cosa más antes de irme (y como por hacer la salvedad): yo soy hetero.
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Pero por supuesto que la democracia, se basa en la voluntad de la mayoria! lo ilogico es tu postura que quieres que las mayorias acepten a las minorias, a mi no me gustan mucho los homosexuales; no tanto por su sexualidad, sino por su mente, ¿tienes amigos homosexuales? yo si y no se aceptan ellos mismos, la mayoria viven en un mundo mas o menos solitario o algunas veces falso, pues gustan de los disfraces, -supongo que por los conflictos internos que tienen- estoy de acuerdo contigo, lo aprueben o no lo aprueben ellos van a seguir siendo homosexuales y van a vivir juntos, el problema de aceptar su matrimonio es por los derechos legales que se les confieren; para mi el mas escabroso es la adopcion, a ti te gustaria que tus papas fuera gays? y no me salgas con que "pueden" ser excelentes personas, y si no? te imaginas para un niño hetero, ver besarse a tus papas, mientras la mayoria de tus amigos tienen papa y mama? no se les esta negando a esos niños el derecho a un papa y una mama? (por citar; conozco una pareja de lesbianas que viven juntas pero una se disfraza de hombre -muchos piensan que si lo es- y es la mama de la niña, pero le dijo que era su "papa" y su pareja su "mama", yo no se que va a pensar cuando crezca y se de cuenta de la verdad) seguramente eres muy joven y solo ves el ideal, no la realidad. Todos tenemos derecho a escoger la pareja sexual que queramos, pero de eso a obligar a los demas, a que rechacen sus creencias, su religion, su vision del mundo en favor de algo que no aprueban no me parece; es gracioso yo no puedo discriminar pero seguramente sere discriminada por mis ideas.
ResponderEliminarGracias por el coment. Es tu opinión sobre el asunto, es evidente que estamos en orillas contrarias (aunque no sé que implicaciones reales y comprobables con estudios tendría en un niño ser criado por padres gay, lo cierto es que sin estudios serios, nada me atrevo a opinar sobre el tema)pero siempre es bueno ver otras ideas.
ResponderEliminarse ve que nunca has platicado seriamente con gays o lesbianas, la mayoria son de muy libre pensamiento digamos... ahora como vas a hacer un estudio serio? tendrias que preguntarle a personas mayores de edad, si en restrospectiva les gusto o no ser criados por una pareja homosexual, y van a pasar años para ver los resultados, yo creo que si algo tenemos en comun, es que queremos ser como los demas, y queremos ser aceptados, me pregunto si a esos niños les hacen el fuchi (por muy injusto, discriminatorio, cruel, abusivo, etc. que te parezca) como van a desarrollarse. Parece que al decir soy gay es como si dijeras son un ser humano con gustos sexuales diferentes, pero soy un ser humano lindo, honesto, limpio, trabajador, recatado, de elevada moral, etc... o sea no hay gays malvados, crueles, flojos etc..., no todos son buenos. es mas tengo conocidos gays que estan EN CONTRA de la adopcion, pues reconocen que a ellos mismos, no les hubiera gustado vivir o con dos hombres o con dos mujeres, la mayoria amaban a su mama y a su papa, y aprueban la adopcion solo si son niños ya grandes y a los cuales se les pregunte si aceptan o no.
ResponderEliminarEs mas independientemente si son gays o no a mi no me gusta dejar al cuidado de un hombre a un niño pequeño, como que no los cuidan como se debe, -mis tios solo enjuagan la mamila, si se cae la limpian con un trapo, lo cambian solo hasta que el olor es insoportable, no les lavan las manitas, etc., preguntale a cualquier mujer con hijos, los motivos por los que no les gustaria dejar a sus hijos en una guarderia al cuidado de hombres-