Hoy en día es un pensamiento normal y ampliamente sustentado por grupos científicos y activistas que nos estamos cagando el mundo. La polución, el uso de cosas no biodegradables, etc. Están acabando con el medio ambiente y transformando nuestro hermoso mundo lleno de vida en un sitio desolado y hostil (porque no habría gente, ya que, incluso con guerra nuclear, la vida seguiría: pura envidia de nosotros). La mayoría cree que a pesar de los cada vez más numerosos esfuerzos mundiales para detener y revertir los daños, el descubrimiento y desarrollo contantes de nuevas formas para obtener energía limpia, las corrientes de “vida moderna” que tanto joden con el reciclaje y otras cosas más; el mundo está igual destinado a convertirse en una cloaca sin sol, donde las ciudades serán enormes , casi tan negras como la conciencia de Uribito, donde la gente triste y sin identidad no sabrá de verdad lo que se siente estar vivo (hasta que llegue un héroe de acción y mande todo al carajo). Se podría pensar que esa (después de la extinción y antes del zombietown) es el peor escenario posible para el futuro de la tierra, pero hay uno peor inclusive, uno que mezclaría la extinción y la polución matricesca: El mundo regido por las máquinas.
Y claro, si nosotros, que respiramos, comemos y tenemos emociones, aspiraciones e ideales, igual destruimos el mundo, ¿Qué no harían las máquinas? Sería un planeta muchísimo peor, ahora si tan negro como la “serenidad” del pincher, con enormes monstruos mecánicos que taladran sin cansancio los terrenos donde otrora estuvieran los bosques de Winnie Pooh, terribles fumarolas cargando de oscuros vapores los cielos de New York y/o Manhattan, abominables calderas en titánicas fundidoras tiznando las hermosas y “liberadoras” playas de Miami y alguna cosa por el estilo con la torre Eiffel, el Big Ben o el Kremlin de fondo (como por no dejar de lado a Europa); en fin, un mundo peor. Pero hay un problema con ese mundo, si lo piensan, las máquinas, con sus fríos cálculos, su pasión por no ver el sol e introducirle cosas a la gente para “usar su calor”, dirigirían el mundo mejor que como nosotros jamás lo haremos.
No crean que ahora voy a decir que somos una plaga y cosas por el estilo, no lo pienso en lo absoluto, pero es lógico que las máquinas hagan un mejor trabajo que nosotros. Alguien muy sabio, culto y sexy alguna vez escribió: “si nosotros, que respiramos, comemos y tenemos emociones, aspiraciones e ideales, igual destruimos el mundo, ¿Qué no harían las máquinas?” sin embargo, es precisamente en ese supuesto de que nuestra naturaleza como seres humanos nos hace mejores, que se encuentra la falla en la teoría, de hecho es todo lo contrario, nos hace peores. Son nuestras emociones (como la necesidad de sentir superioridad) las que nos llevan a matar animales por placer; nuestras aspiraciones (individuales sobre todo) las que nos llevan a pensar que si podemos ganar un poco más vertiendo en secreto estos desechos tóxicos por aquí o evitando la proliferación de nuevas energías por allá, debemos hacerlo; es nuestra necesidad natural de comer, beber y acompañarnos la que nos lleva a construir enormes ciudades que consumen muchísimo más de lo que necesitan en realidad.
Ahora, no podemos asumir que una máquina va a sentir emociones humanas, ya que aunque fueran programas para sentirlas, lo más probable es que no lo harían como nosotros simplemente porque percibirían el mundo de forma diferente; tampoco es probable que desearan vivir acompañadas, pues con ayudas de sistemas análogos a internet o celular podrían compartir información de requerirlo; de la misma forma no necesitarían comer o beber sino conseguir energía y materia prima (lo que llevaría a pensar que contaminarían para producir y obtenerlas como nosotros lo hacemos), pero a diferencia de la humanidad ellas antepondrían siempre un concepto que entenderían mejor que los hombres: la eficiencia; si bien no les interesaría si ensucian un poco (o si matan a todos los animales y plantas) porque eso no les haría mayor daño, si les importaría sacarle el mayor rendimiento posible a sus fuentes de energía (los motores de combustibles fósiles no son, comparados a cosas como baterías nucleares, algo que podamos llamar “rendidor”) y recursos (bien organizado, el reciclaje es más útil que la extracción). En resumen, no serían malas leches con el mundo, solo porque, de la forma más literal posible, no les importaría “el mundo”.
De nuevo, no quiero decir que los hombres deberíamos desaparecer, sinceramente creo que llegaremos a ser tan eficientes como deberíamos, pero vamos, ¡díganme si no los flipó el concepto!
Y la próxima veas que uses tu pc, ten miedo, porque a diferencia tuya, el no tiene ni tendrá ningún interés en el porno.
Que Dios nos proteja…
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EDIT:
MatiasG, nuestro colega de Kinophilia ha posteado un preciso contraargumento sobre a lo propuesto aquí, léanlo que es bastante bueno.
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